La paranoia humana: el miedo al ébola multiplica las ventas de productos de supervivencia

Los humanos decimos de nosotros mismos que somos seres inteligentes y racionales. Pero si hay algo que, en realidad, caracteriza a nuestra especie, es que también somos unos paranoicos. 

Cuando hay un problema, gastamos muchos más recursos en prepararnos para el apocalipsis inminente que en buscarle una solución. Un claro ejemplo es lo que está ocurriendo los Estados Unidos desde que se han detectado allí los primeros casos de ébola. 

La empresa Nitro-Pak, que se dedica a la venta de productos de supervivencia en situaciones extremas, ha aumentado sus ventas un ¡200%! en las últimas semanas. 

En su central, en la ciudad de Heber (Utah), no dan abasto para atender todos los pedidos que les están llegando últimamente.

Nitro-Pak prepara paquetes completos con lo que ellos consideran imprescindible para sobrevivir hasta 72 horas. La demanda se ha disparado a raíz de que se hayan detectado algunos casos de infecciones por ébola en territorio norteamericano, principalmente en el estado de Texas

Crédito: George Frey/Getty Images

El miedo al contagio es tal que se están disparando las ventas todo tipo de materiales que, teóricamente, protegerían y aislarían del contacto con un infectado. Como, por ejemplo, los guantes de goma.

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Posiblemente el agua sea la mayor preocupación de los que están dispuestos a esconderse en un refugio hasta que la "epidemia" pase. La tienda ofrece una inmensa variedad de filtros y aparatos purificadores.

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Las mascarillas son otro artículo muy solicitado, aunque se sabe que el virus no se contagia directamente por el aire, sino a través de fluidos. Las autoridades han recordado que Norteamérica está en la temporada de la gripe común, con lo que la mayoría de los pacientes con síntomas no tendrán más que esa enfermedad, pero aun así, el alarmismo se extiende en determinados sectores de la población.

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Los depósitos de agua también se demandan mucho, ya que se teme que el virus pueda infectar los suministros hidráulicos, a pesar de que los científicos intentan dejar claro que eso es imposible. 

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Los bidones son de gran tamaño, suficientes para abastecer a toda una familia... pero a cambio, voluminosos e incómodos de transportar.

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Los empleados no paran de preparar pedidos con todo tipo de materiales de emergencia. Se venden mucho los paquetes de comida preparada para 72 horas de aislamiento completo. ¡Ser el único superviviente al apocalipsis no está reñido con comer bien!

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Una trabajadora escoge los productos indicados por un cliente. Las pastillas potabilizadoras de agua se venden en grandes cantidades, toda vez que cada una sirve para tratar únicamente un litro.

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La web de la empresa ha multiplicado su número de visitas en las últimas semanas.

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Las conservas de alimentos también se solicitan en grandes cantidades, para sobrevivir si hay que permanecer en aislamiento. Una empleada prepara un pedido en el que irán suministros para todo un año.

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Guantes, tabletas potabilizadoras, carne desecada... Las cestas que encargan los clientes incluyen todo tipo de objetos que permitirían sobrevivir en la peor catástrofe imaginable (o eso esperan los compradores).

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La empresa no deja de recibir materiales desde su almacén, porque tan pronto como llegan, vuelven a irse con destino al domicilio de algún cliente aprensivo.

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El kit (casi) completo: mascarillas, guantes de goma y pastillas para potabilizar agua. ¿Bastará para librarse del ébola?

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