¿Cabello brillante, hermoso y sano? Puedes recurrir a un tratamiento caro de vez en cuando, pero nada como la constancia de los cuidados adecuados. La manera en que lo lavas, lo secas y lo peinas puede dañarlo seriamente. - Texto: Luza Alvarado | Pasionaria
Cepíllalo antes de lavarlo. Cuando el pelo está mojado es más frágil y tiende a reventarse si se estira demasiado. Los expertos recomiendan cepillarlo antes de entrar a la ducha, o bien, tener un peine de cerdas anchas. Aplica una gota de acondicionador, distribúyelo con los dedos de raíz hacia la punta y desenrédalo con el peine.
Mímalo desde la raíz. Los mejores acondicionadores que existen son los aceites naturales que produce el cuero cabelludo. Hay unos artilugios de madera que se utilizan para dar masajes, tienen pequeños bordes curvos. Úsalos en tu cabeza para estimular la circulación, el crecimiento del cabello y la producción de acondicionadores. Después cepilla tu pelo con cuidado desde la raíz hacia la punta.
Encuentra tu ritmo de limpieza. Cada cabeza es un mundo y ese dicho también incluye al pelo. ¿Cada cuándo hay que lavarlo? No se puede generalizar; algunos requieren lavado diario, otros están bien con dos o tres veces a la semana. Eso depende de tus actividades, de tu alimentación, de tu tipo de cuero cabelludo y de cómo te guste peinarlo. Lo importante es evitar los extremos: si lo ves reseco, prueba dejar de lavarlo más días; si lo ves demasiado graso, prueba cambiar de productos o lavarlo más seguido.
Acondicionador es obligatorio? De ninguna manera. Si tu cabello es muy delgado y está sano, basta que le apliques un shampoo suave. Si lo tienes muy rizado o lo sometes a tratamientos constantes, probablemente sí lo necesitas. Lo importante es que lo enjuagues bien, fíjate que el agua salga completamente clara y dos veces al mes aplica un tratamiento para evitar el build-up.
Evita el desgaste por fricción. Ya sea que no te guste usar secadora o que el producto con el que modelas tu cabello requiera que lo utilices sobre cabello húmedo (no escurriendo), frota tu cabello con la toalla de forma moderada. Si te excedes, romperás la cutícula y lo dañarás.
Protégelo del calor. Muchos estilos de cabello requieren usar, casi a diario, secadora, plancha o tenazas para marcar los rulos. El calor daña la cutícula del cabello, lo rompe y lo reseca fácilmente. Antes de aplicar calor en el pelo, deja que pierda humedad naturalmente y ponle un serum de aceite de argan o cualquier otro que lo proteja.
Humedad vs hierro caliente. Casi a diario veo que alguna chica lo hace en el gimnasio y me dan ganas de correr a desconectarles la plancha. Antes de poner tu pelo en contacto con el metal caliente debe estar completamente seco (no importa si tienes prisa por llegar al trabajo).
Atalo suavemente. Nuestro pelo tiene días tan malos que preferimos llevarlo recogido en un moño, una coleta o un chongo. Ten el cuidado de usar un buen elástico, cubierto con suficiente tela para que no rompa la cutícula del cabello, y no lo ates cuando está húmedo, ya que esto lo hace perder brillo y lo quiebra permanentemente.
No creas todo lo que te dicen los anuncios. Hay cosas que ningún producto puede remediar, como las puntas separadas, el frizz, el pelo delgado, las canas… Tu pelo es parte de tu personalidad, no necesitas forzarlo (hasta hacerle daño irreparable) para que se acomode a las tendencias. Come bien, toma agua, duerme, usa productos con la menor cantidad de químicos posible y déjalo que se exprese. Incluso tu rutina se hará más sencilla y te sentirás
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