viernes, 2 de enero de 2015

Enfermedad Renal crónica

Enfermedad Renal crónica

La enfermedad renal crónica (ERC) es una enfermedad de larga duración que se produce por una reducción de la función renal. Hay procesos agudos que reducen, temporalmente, la capacidad de filtración renal, por eso para que se considere que está instaurada una ERC esta reducción debe detectarse, al menos, durante 3 meses.

La ERC suele pasar sin causar síntomas evidentes durante bastante tiempo, de manera que cuando se diagnostica puede estar en una fase avanzada. Se puede detectar en fases tempranas a través de análisis de sangre y de orina.


Introducción

La enfermedad renal crónica (ERC) es una enfermedad de larga duración que se produce por una reducción de la función renal. Hay procesos agudos que reducen, temporalmente, la capacidad de filtración renal, por eso para que se considere que está instaurada una ERC esta reducción debe detectarse, al menos, durante 3 meses.

La ERC suele pasar sin causar síntomas evidentes durante bastante tiempo, de manera que cuando se diagnostica puede estar en una fase avanzada. Se puede detectar en fases tempranas a través de análisis de sangre y de orina.

La evolución de una ERC puede conducir a una insuficiencia renal, en la que los riñones pierden la mayor parte de su capacidad de funcionamiento y se hace indispensable el tratamiento mediante diálisis para conseguir depurar la sangre.

La enfermedad renal crónica es una enfermedad frecuente en las personas mayores. A medida que una persona envejece mayor es la probabilidad de padecer ERC en algún grado. Afecta algo más a las mujeres que a los hombres y se estima que entre los 65 y 75 años más de un 20% de las personas padece algún grado de ERC.

La hipertensión arterial (HTA) y la diabetes se consideran las principales causas de la ERC. La HTA está en el origen de más del 25% de los casos de ERC y la diabetes es responsable de más del 30% de los casos. 


La afectación de los vasos sanguíneos que produce la hipertensión es la causa de que los riñones pierdan parte de su función. Por eso a veces se denomina a la hipertensión como la "enfermedad silenciosa" porque sin control termina por afectar a muchos órganos. 


La diabetes también provoca afectación de los vasos sanguíneos y, una de las consecuencias es que produce ERC. Además existen otras causas como la afectación de los glomérulos renales y otras aun desconocidas.

Es fundamental controlar adecuadamente la hipertensión arterial y mantener dentro de la normalidad las cifras de azúcar en sangre (glucemia). Para ello el paciente que ha sido diagnosticado de hipertensión arterial debe adoptar las medidas y seguir los tratamientos indicados para mantener sus cifras bajo control, igualmente las personas diagnosticadas de diabetes deben ser conscientes de seguir su tratamiento, dado que superar las cifras de glucemia  provocará daños irreversibles en diversos órganos.

Los riñones son dos órganos con forma de alubia situados en la cavidad abdominal, a ambos lados del cuerpo. Su función principal es depurar la sangre y eliminar los productos de desecho a través de la orina. Mediante su función, los  riñones también:

- Ayudan a mantener la presión arterial en niveles adecuados

- Mantienen los niveles correctos de diferentes productos químicos en el
  organismo, lo que facilitará  que el corazón y los músculos  funcionen
  correctamente.

- Producen un tipo de vitamina D, que mantiene los huesos sanos

- Producen eritropoyetina, que ayuda a estimular la producción de glóbulos rojos.

Síntomas de la enfermedad

Muchas personas que padecen ERC no manifestan ningún síntoma, debido a que el organismo puede seguir funcionando con aparente normalidad aunque los riñones pierdan parte de sus funciones. La función renal puede llegar a mantenerse incluso con un solo riñón funcionante.

Por eso no es infrecuente detectar una ERC en un análisis rutinario de sangre o de orina. Pero cuando los riñones siguen perdiendo función y la ERC progresa hacia una insuficiencia renal, y una vez establecida, los signos y síntomas comienzan a ser evidentes; entre ellos se incluyen:

- Cansancio, astenia

- Pies y manos hinchadas, por el líquido acumulado por la falta de capacidad de filtrado de los
  riñones

- Hipertensión arterial

- Picores en la piel, por el acúmulo de productos tóxicos que no se eliminan y hormigueos.

- Pérdida de apetito, náuseas

- Anemia

- Necesidad de orinar durante la noche ya que, debido a la posición horizontal, parte de los líquidos
  que mantenían hinchadas las partes inferiores del cuerpo vuelven al torrente sanguíneo y se
  siente la necesidad de orinar (este síntoma es común a diversas enfermedades, tales como la
  insuficiencia cardiaca y todas aquellas que comprometan el sistema circulatorio..).

- En determinados grados de insuficiencia renal se puede producir disfunción eréctil en los hombres
  lo que puede dificultar las relaciones sexuales.

- En estados más avanzados o graves puede aparecer un síndrome urémico que incluye
  manifestaciones digestivas, neurológicas y cardiovasculares y cambios en los iones y pH de la
  sangre que pueden requerir tratamiento con diálisis.

Es muy importante, por tanto, que los pacientes afectados por una ERC sigan todas las recomendaciones y tratamientos para evitar la progresión de la insuficiencia renal. 

Causas y factores de riesgo de la enfermedad


Hipertensión arterial: en un porcentaje muy elevado la HTA se considera "esencial", esto es, se desconoce porqué se produce, a pesar de que se haya detectado que exista relación entre las cifras de tensión arterial, la dieta y los estilos de vida. No obstante se consideran factores de riesgo para la HTA la edad, pues a mayor edad mayor es la probabilidad de padecer HTA, y los antecedentes familiares de HTA. La obesidad, el sedentarismo, el hábito tabáquico, el consumo de sal en la dieta, el consumo de exceso de grasas saturadas en la dieta, el consumo excesivo de alcohol, y el estrés, son también factores de riesgo para desarrollar HTA.(Figura 2)

Diabetes: Cuando la insulina no se produce o no funciona bien, hay un exceso de glucosa en la sangre que daña a los vasos sanguíneos renales y éstos se ven afectados perdiendo parte de su capacidad de filtrado.
Cerca de un 30% de las personas con diabetes verán afectada su función renal.

Además de la HTA y la diabetes hay otras causas menos frecuentes de ERC como la glomerulonefritis que se produce por una inflamación renal, la pielonefritis o infección renal, la litiasis renal o presencia de cálculos renales, la enfermedad renal poliquística, el desarrollo anómalo de los riñones, enfermedades autoinmunes tales como el lupus eritematoso y la utilización de medicamentos nefrotóxicos, entre los que se encuentran algunos de consumo habitual como las antiinflamatorios denominados AINES (antiinflamatorios no esteroideos), entre los que se encuentran fármacos tan habituales como aspirina, ibuprofeno, fenilbutazonas o diclofenacos, entre otros.

¿Cómo se diagnostica?


En ocasiones resulta un hallazgo casual como consecuencia de un análisis rutinario, detectando, en una persona sin síntomas evidentes todavía, la presencia de sangre y proteínas en la orina o aumento de urea y creatinina en sangre como consecuencia de la alteración de la capacidad de filtrado de los riñones.

El médico, mediante la historia clínica y la exploración física, valorará los signos y síntomas que puedan estar relacionados con esta enfermedad y le hará las pruebas necesarias para su diagnóstico completo.

Cuando una persona se encuentre entre los grupos de riesgo de desarrollar una ERC, es importante que se someta, periódicamente, a análisis de sangre y orina que permitan detectar la enfermedad con prontitud.
Deben realizar controles periódicos las personas que estén incluidas en alguno de los siguientes grupos:

- Las personas que padecen HTA.
- Las personas que padecen diabetes
- Las personas que toman regularmente fármacos nefrotóxicos
- Las personas con enfermedades cardiovasculares
- Las personas con alguna enfermedad renal infecciones renales repetidas o con cólicos nefríticos más o menos 
  numerosos
- Las personas con antecedentes familiares de ERC o con enfermedades renales hereditarias.
- Las personas con enfermedades autoinmunes sistémicas.
- Las personas en las que se haya detectado, en algún examen previo, la presencia de sangre en la orina
  (hematuria) o de proteínas en la orina (proteinuria), sin que respondieran a un diagnóstico claro.

Existen pruebas específicas de la función renal que el médico solicitará, en caso de que procedan:
Cuando se ha detectado una alteración de la función renal es necesario realizar pruebas más específicas que den idea exacta del grado de afectación renal. Por ejemplo puede medirse la tasa de filtrado glomerular (TFG) (aclaramiento de creatinina). que sirve para conocer el volumen de desechos de la sangre que son capaces de filtrar los riñones de una persona por unidad de tiempo. 


En condiciones normales una persona es capaz de filtrar más de 90ml por minuto. Para valorar esta tasa de forma indirecta o estimada se utiliza la medición de los niveles en sangre de un producto de desecho denominado creatinina plasmática. Los valores obtenidos se ajustan en función de la edad y sexo de cada persona y dan una idea muy aproximada del grado de afectación renal o del grado de insuficiencia renal que padece una persona.

La monitorización periódica de la creatinina sanguínea suele ser suficiente para hacer un seguimiento periódico del filtrado glomerular y, por tanto, de la evolución de la insuficiencia renal.

La ERC se clasifica en diferentes grados en función del grado de afectación renal que se va a medir, precisamente a través de la tasa estimada de filtrado glomerular, y son el estadio 1, 2, 3, 4 y 5 según que el grado de pérdida de función renal sea mínimo (estadio 1) o máximo (estadio 5), pero para clasificar la función renal con exactitud es preciso repetir las pruebas en un intervalo de semanas y comprobar si los resultados se mantienen, puesto que hay enfermedades agudas o subagudas que pueden modificar las cifras de funcionamiento renal sin que llegue a establecerse una ERC.

Clasificación de los diferentes estadios según el grado de reducción del filtrado glomerular, desde el estadio 3 al 5 se denomina insuficiencia renal.

Clasificación de los diferentes estadios según el grado de reducción del filtrado glomerular

Otras pruebas: cuando se sospecha la existencia de lesiones renales establecidas pueden pedirse imágenes radiológicas o ecográficas de los riñones para determinar la morfología y el grado de las lesiones. En algunos casos puede ser necesario realizar urografía intravenosa con contraste, TAC o resonancia magnética.


A partir del diagnóstico debe hacerse un seguimiento periódico de la función renal para evitar que progrese hacia una insuficiencia renal grave y, en caso necesario, además de las medidas relacionadas con los estilos de vida, podría ser necesario seguir un tratamiento farmacológico.

¿Cómo se trata?

El diagnóstico temprano de la ERC, la adopción de medidas higiénico dietéticas y el tratamiento médico pueden evitar la progresión de la ERC; para ello resulta indispensable el compromiso del propio paciente, que debe saber de que el sedentarismo afecta negativamente a su enfermedad y que determinados productos, especialmente la sal, deben ser prácticamente eliminados de su dieta, pues contribuirán a empeorar su estado porque aumenta la tensión arterial y porque al retener más líquidos fuerza el trabajo de los riñones. 


Al evitar que la ERC progrese, se reducen los riesgos de complicaciones por la insuficiencia renal y la hipertensión arterial, así como de retrasar o evitar la diálisis.

Como ocurre en otras enfermedades el objetivo es intentar detener la ERC en una fase lo más precozmente posible y evitar que evolucione hacia una insuficiencia renal establecida. El tratamiento en fases previas evita complicaciones, tratamiento con diálisis y, en general, aumenta la esperanza y calidad de vida. Por ello, la identificación, tratamiento y control adecuado de personas con HTA y con diabetes es fundamental para mantener la función renal.

Las personas afectadas por una ERC y sus familiares deben conocer su enfermedad e implicarse en controlar la situación. En estos casos es indispensable que dispongan de buena información y que conozcan qué medidas deben adoptar para mantener el control de la enfermedad, además de facilitar las revisiones periódicas por el nivel asistencial que se considere el más adecuado en cada caso.

En las primeras fases será conveniente adoptar estilos de vida dirigidos al control de la tensión arterial y a controlar los niveles de colesterol en sangre, para lo que, según los resultados que se obtengan, el médico pueda valorar la necesidad de tratamiento farmacológico. De esta forma se puede evitar el avance de la enfermedad y los riesgos que conlleva llegar a una insuficiencia renal establecida. En fases avanzadas e irreversibles de insuficiencia renal el tratamiento será la diálisis en sus diferentes formas, y cuando sea posible, el trasplante renal.

De cualquier manera el tratamiento de la ERC debe personalizarse y el paciente dispondrá del seguimiento que se establezca. Puede ser oportuno definir su plan de atención, en función del grado de afectación renal, la atención sanitaria dependerá del médico de familia o de un nefrólogo.


Consejos para mejorar la calidad de vida

Cuando se produce una ERC significa que los riñones han perdido una parte importante de su funcionalidad, sin embargo en un reducido porcentaje de personas la enfermedad evolucionará a una fase de insuficiencia renal crónica establecida.

Si la ERC no progresa hasta las últimas fases - los estadios 3 y sobre todo 4 y 5-, la calidad de vida del paciente podrá ser, prácticamente, normal.

Modificar el estilo de vida, seguir las indicaciones y los tratamientos médicos y controlar los factores de riesgo evitará que se produzca una progresión de la enfermedad. Pero resulta indispensable la implicación del paciente y de su familia, conocer bien los alimentos que hay que controlar, los que debe limitar e incluso los que debe eliminar. Es posible que le pongan un régimen de alimentación indicativo que deberá seguir.

Asimismo es importante controlar el peso - cuando sea necesario el médico le  indicará si tiene que perder peso-, evitar el tabaco, mantener las cifras tensionales, las cifras de azúcar en sangre y las cifras de colesterol en parámetros normales.
Las pautas de actividad física periódica tienen que mantenerse.

Si un estilo de vida saludable previene que se produzcan determinadas enfermedades, en este caso, cuando se ha diagnosticado una ERC, la constancia e implicación del paciente puede evitar que la enfermedad progrese o se agrave de forma rápida.      .     

Si le han diagnosticado de ERC acuda a las revisiones y realícese los análisis que le indique su médico, siga el tratamiento que haya establecido, póngase las vacunas que le indique, y sea Vd. mediante la práctica del autocuidado, el principal interesado en ocuparse de que se mantenga su salud. 






http://www.saludcastillayleon.es/AulaPacientes/es/guias-aula/enfermedad-renal-cronica

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