LA GRAVEDAD DE LA HEMORRAGIA.
La cantidad de sangre que se pierde por una herida depende del tamaño y clase de los vasos lesionados.
La lesión de una arteria produce sangre roja brillante que fluye a borbotones, mientras que la lesión de una vena produce un flujo continuo de sangre roja oscura.
Si se rompe una arteria principal, el paciente puede morir desangrado en un minuto.
Las lesiones de arterias de calibre medio y las lesiones venosas son menos criticas, pero si no se tratan también pueden ser fatales.
Una complicación grave de la hemorragia es el shock hipovolémico, que debe ser prevenido y tratado lo antes posible.
El procedimiento a utilizar para detener la hemorragia depende del tamaño de la herida y de la disponibilidad de material sanitario.
El mejor método es la aplicación de presión calibre medio. Lo ideal es utilizar compresas quirúrgicas estériles, o en su defecto ropas limpias, sobre la herida y aplicar encima un vendaje compresivo.
Cuando este apósito se empapa de sangre no debe ser retirado:
Se aplica sobre él más compresas y más vendaje compresivo.
Si el sangrado de una extremidad es muy abundante se puede aplicar presión sobre el tronco arterial principal para comprimirlo sobre el hueso y detener la hemorragia.
La lesión de una arteria produce sangre roja brillante que fluye a borbotones, mientras que la lesión de una vena produce un flujo continuo de sangre roja oscura.
Si se rompe una arteria principal, el paciente puede morir desangrado en un minuto.
Las lesiones de arterias de calibre medio y las lesiones venosas son menos criticas, pero si no se tratan también pueden ser fatales.
Una complicación grave de la hemorragia es el shock hipovolémico, que debe ser prevenido y tratado lo antes posible.
El procedimiento a utilizar para detener la hemorragia depende del tamaño de la herida y de la disponibilidad de material sanitario.
El mejor método es la aplicación de presión calibre medio. Lo ideal es utilizar compresas quirúrgicas estériles, o en su defecto ropas limpias, sobre la herida y aplicar encima un vendaje compresivo.
Cuando este apósito se empapa de sangre no debe ser retirado:
Se aplica sobre él más compresas y más vendaje compresivo.
Si el sangrado de una extremidad es muy abundante se puede aplicar presión sobre el tronco arterial principal para comprimirlo sobre el hueso y detener la hemorragia.
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